¿Qué es Lucky Love?

Lucky Love es un Fan Fiction hecho por Daniel Santos Delgado, basado en la exitosa serie japonesa Lucky Star. En Lucky hay contenido Yuri, de modo que a quienes no les gustan ese tipo de contenido, que abandonen esta página de inmediato. ¡Que lo disfruten!

Capítulo 31: Aclaraciones

3 días pasaron desde que las chicas regresaron.



Hiyori estaba en el comiket, a las 5 de la tarde. Por lo visto había lanzado el doujin que estaba preparando en las vacaciones junto con Patricia. Inesperadamente, estaba cosechando muchas ventas con su doujin, y eso era una señal de que su doujin estaba triunfando.

Ella tenía en ese momento las existencias agotadas. Todavía varias de sus fans estaban insistiendo en conseguir una copia de ese doujin.

“Bueno, bueno... Lo que voy a hacer es poner el doujin en mi página web, pero tardaré unos cuantos días, así que sean pacientes y todo saldrá bien. ¿Vale?” Hiyori explicó.
“¡¡Tres hurras por Tamura-san!! ¡De acuerdo!” Sus fans respondieron.

Después de que sus fans la dejaran en paz, Hiyori se puso a ordenar su puesto de venta, para luego recoger sus cosas e irse hacia su casa. De pronto, una chica rubia reconocible se aproximaba hacia Hiyori, ésta se ruborizaba porque reconoció al instante a aquella chica: Patricia.

“¡Hola, Hiyorin!” Patricia saludó.
“Hola, Patti-chan...” Hiyori respondió.
“¿Qué tal?”
“Pues recogiendo mis cosas, ya tuve todas mis ventas liquidadas...”
“¿Ya? ¿Todas?”
“Bueno, excepto una: firmada por mí y para ti.”

Hiyori puso su mano en su mochila para buscar y de ahí sacó una copia del doujin de Hiyori y se lo dio a Patricia.

“Es una copia secreta, escóndelo, por favor...” Hiyori aclaró.
“¡Estupendo! Me lo llevaré y lo leeré en mi casa, ¡gracias!” Patricia interrumpió y se alejó de Hiyori “¡Hasta luego!”
“¡No espera...!” Hiyori comenzó a inquietarse. No quería que Patricia se fuese así.

Rápidamente, Hiyori guardó todas sus cosas importantes en su mochila, la cerró y corrió hacia la dirección donde iba Patricia, dejando su puesto y utensilios no importantes a su suerte. Hiyori había abandonado físicamente el comiket para encontrar a Patricia.

Llevaba 5 minutos corriendo hacia el único camino que iba e Hiyori estaba cansada. Hizo una parada en un parque cercano, sentándose en un banco, aunque sintiéndose impotente.

Patti-chan...” Hiyori se arrepintió “Quería decírtelo...

Unos 2 minutos transcurrieron, después de darse un descansito, decidió levantarse del banco de donde estaba sentada; no obstante, vio por casualidad a Patricia entrando al parque y sentarse en un banco para leer el doujin que Hiyori le había dado. Parecería que Patricia no hubiese visto a Hiyori.

¡Es Patti-chan...!” Hiyori no podía creer que Patricia estuviera en el mismo parque que ella por casualidad, pero tenía otras cosas más importantes en qué pensar, por ejemplo...

...levantarse y caminar hacia donde estaba Patricia.

“Patti-chan, no lo leas, por favor...” Hiyori empezó a hablar con ella.
“¡Ah, hola, Hiyorin!” Patricia dejó de leer el doujin y notó la cara de preocupada de Hiyori “¿Qué te pasa?”
“Tengo que hablar contigo... Es sobre el doujin...”
“De acuerdo. ¿Qué pasa?”
“Mira, las protagonistas principales del doujin están basadas en nosotras...”
“Sí, eso sí lo sé.” Patricia interrumpió.
“A ver, no he terminado: también las acciones de ellas están basadas en las vacaciones que pasábamos tú y yo en Kamakura.”
“Sí, eso también lo sé.”
“Yo tenía la intención de plasmar los hechos entre nosotras al doujin, sin excepciones. Todo lo que hacíamos estaba escrito y dibujado en el doujin.”
“Sí, hicimos un gran trabajo. ¡Formamos un buen equipo!”
“Pero a ver, repito que todo lo que hacíamos lo escribía y dibujaba en el doujin. Todo.”
“Sí, eso está muy bien, en serio.”

Hiyori comenzó a desesperarse, aunque disimulaba para no levantar sospechas por parte de Patricia.

“No... Lo que te quiero decir es que... Todas nuestras cosas están plasmadas en el doujin...” Hiyori repitió.
“¿A dónde quieres ir a parar, Hiyori?”

Hiyori dio un fuerte suspiro, y después decidió contárselo.

“El día en que me quedé desmayada, por la noche, mientras estabas durmiendo, te besé... Te di mi primer beso...” Hiyori confesó.
“Sí, pero...” Patricia dijo.
“¡Déjame terminar de una vez!” Hiyori se puso nerviosa, pero luego se tranquilizó “Yo quise dejarte ver mi doujin cuando estuviera listo físicamente, para que la leyéramos juntas... Para poder explicarte algunas escenas...”
“...”
“El doujin, eso sí, está terminado; pero tiene al final las palabras del ‘continuará’, es decir, que habrá próximamente un segundo volumen del doujin.”
“...”
“Pero no es eso... Tú posiblemente piensas que me has estado ‘ayudando’ para mi doujin y ya está. Pero yo no siento eso, sino algo más...”
“Hiyorin...”
“Te amo, Patricia.”

Después de esta última frase, un viento leve empezaba a pasearse por el parque que acompañaba al silencio de estas dos chicas. Hiyori bajó su vista hacia sus pies, porque no quería que Patricia le viese la cara después de haberle contado todas esas cosas; esperaba un sí y un no, una cosa o la otra.

“Hiyorin, yo ya lo sabía.” Patricia respondió después de 20 segundos de silencio.
Hiyori levantó la vista de nuevo para mirar a Patricia “¿...qué...?
“Ya lo sabía. Desde el principio.”
“Pero... ¿Cómo...?”
“Espié tu proyecto del doujin en algunas de tus ausencias -mientras estabas en la ducha, o haciendo un recado, por ejemplo- y cuando me di cuenta que las primeras escenas del doujin eran exactamente iguales a nuestras anécdotas en la vida real, pensaba que ibas a hacer un doujin del estilo ‘blog’ o ‘slice of life’.”
“Patricia... Yo...”
“No digas nada, Hiyori. Antes quise leer el doujin sola porque quería asegurarme de que sea exactamente el mismo doujin del que estabas trabajando en nuestras vacaciones, leí sólo las primeras páginas y era ese mismo proyecto. Ahora sí que quiero leer el doujin contigo.”
“Patricia... ¡No lo entiendes!” Hiyori iba a llorar.
“Sí que lo entiendo, Hiyorin...” Patricia se acercó mucho a Hiyori y le abrazó.
“Patti-chan...”
“Yo también te amo, Hiyori-chan.”

Como respuesta, Hiyori le devolvió el abrazo a Patricia, aunque un poco más fuerte. Hiyori, en ese justo momento, estaba llorando en el hombro de Patricia.

Así estaban ellas, durante 1 minuto; por lo menos hasta que Hiyori dejó de llorar y se relajó.

“¿Estás mejor?” Patricia preguntó.
“Sí... Te quiero...” Hiyori repitió.
“Y yo a ti.”

Las chicas dejaron de abrazarse y se sonrieron.

“¿Nos vamos a tu casa y leemos juntas el doujin?” Patricia propuso.
“¡Claro, por mí perfecto!” Hiyori respondió emocionada.



Konata estaba en casa de Tsukasa y Kagami, jugando a la PlayStation 2; Tsukasa le hacía compañía.

“¿Dónde está Kagami-sama?” Konata preguntó.
“Se fue al instituto, me dijo que iba a hacer una cosilla, aunque no me explicó los detalles.” Tsukasa respondió.
“¿Y por qué no me llamó? Podíamos haber ido acompañadas...”
“No lo sé, pero me dijo que tenía que ir sola.”
“Entiendo... ¿Y qué tal con Miyuki-san?”
“¡Ah! ¡Pues fenomenal! Fuimos juntas a varios sitios: al cine, al centro comercial, a la playa...”
“En resumen, que bien.”
“Sí... Algo así, pero mejor.” Tsukasa estaba muy contenta.



Kagami entraba al instituto y lo primero que hacía era ver el tablón de anuncios para ver los horarios en festivo.

Sé que es verano, pero me enteré por Internet que abrían el instituto en determinados días.” Pensó Kagami.

Kagami pasó el dedo por la lista de voluntarios y voluntarias hasta encontrar cierto nombre.

Kuroi... Kuroi... Aquí está: en el gimnasio interior. Es ahí donde puedo encontarla.” Kagami leyó.
(Nota del autor: que yo sepa, en los institutos japoneses hay dos gimnasios: uno dentro del instituto [interior] y otro fuera del instituto [exterior])

Kagami emprendió su ruta hacia el gimnasio, no le costaba mucho, ya que estaba en el instituto durante años, y así le resultó fácil moverse por el instituto.

Poco después, llegó al gimnasio, y buscó con la mirada a la profesora Kuroi. La encontró; vio que estaba transportando unas vallas típicas de las carreras de obstáculos que se celebran en el festival deportivo. Se acercó a ella.

“Hola, sensei.” Kagami saludó.
“Hola, chica, ahora estoy un poco ocupada, así que...” Respondió Kuroi, hasta que se dio la vuelta para ver y reconocer a Kagami “¿¿Hiiragi??”
“Exacto: Kagami.”
“¡Vaya, qué alegría verte por aquí! Ha pasado mucho tiempo, ¿no crees?”
“Por supuesto.”
“¿Qué tal las vacaciones?”
“Pues bien. Precisamente iba a hablarte de eso.”
“De acuerdo, dame un minuto a que termine de poner esas vallas; van a venir unos alumnos de otro instituto para participar en un evento aquí.”
“Está bien, esperaré aquí.”



Poco después, hubo tiempo libre para Kuroi. Ésta y Kagami se sentaban en un banquillo para poder hablar con tranquilidad.

“Y bien, ¿de qué querías hablarme?” Kuroi preguntó mientras se tomaba un refresco.
“Bueno, pues me gustaría comentar toda esa operación de las vacaciones de verano con las demás chicas.” Kagami respondió.
“Ajá.”
“Conseguiste los tickets en una especie de feria, ¿verdad?”
“Así es.” Respondió Kuroi sin dudar un segundo.
“¿Entonces para qué nos lo regalaste a todas nosotras? ¡Eran 10 tickets de ida y vuelta! ¡Podías haberlo utilizado para salir... con tu familia o amigas, por ejemplo!”
“¿De verdad quieres que te lo diga, Hiiragi?”

Esa última frase le hizo a Kagami sentirse incómoda, porque ésa era la típica frase cuya respuesta puede ser negativa, comprometida o peligrosa; no obstante, tenía esa inquietud durante casi los dos meses que estaba con sus amigas de vacaciones en Kamakura, de modo que tenía que acceder y no dar un ‘no’ como respuesta.

“Sí, quiero saberlo.” Kagami respondió.
“Pues porque vosotras 10 sois las mejores alumnas que he conocido, pese a los piques que tuve con Izumi o Kasukabe, y cuando vi que vosotras 10 formasteis juntas lo que es la actuación de animadoras para el festival, pues pensé en que formasteis un grupo social o algo parecido.” Kuroi estaba a punto de terminar “En resumen: sin vosotras, quizá mi vida como profesora no hubiera sido la misma.”

Kagami escuchaba con la boca abierta a la profesora. ¿De verdad que Kuroi les tuvo tanto cariño a esas 10 chicas? La respuesta había salido a la luz.

“Esto... ¿Ya está?” Kagami preguntaba después de unos segundos de silencio.
“Sí, eso es todo; y perdóname ahora que ahora llega mi turno de ayuda.” Kuroi terminaba su refresco y se levantó del banquillo.
“No te preocupes. Hasta la vista.”
“¡Hasta la vista, Hiiragi; y buena suerte en tus próximos estudios!” Kuroi se alejaba de Kagami para ayudar a sus compañeras para montar el gimnasio.

2 minutos después estando sentada en el banquillo intentando asimilar la confusa respuesta que le había dado Kuroi, Kagami se levantó y se dirigió a la salida del instituto, todavía conmocionada y sin dejar de pensar en la respuesta de Kuroi...

...por lo menos hasta que en la calle dio con la siguiente conclusión:

No tenía ni idea de lo que quiso decir Sensei respecto con mi pregunta del millón; sin embargo, tenía clara una cosa: le caíamos bastante bien.

1 comentario:

  1. De pronto, CASI TODO tiene sentido.

    Fin de las dudas, pero no del Fiction... todavía.

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