Capítulo 12: Buenos días

ADVERTENCIA DE CONTENIDO: en este capítulo -en el principio- hay contenido que podría ser explícito para algunos lectores. La discreción del lector está altamente recomendada.

7:30 de la mañana, indicó el reloj de Kagami.

Kagami, como de costumbre en su día a día, abrió los ojos, miró hacia la ventana donde de allí provino la luz solar.

“Ya es de día... Hora de levantarse.” Kagami pensó para sí misma.

En cuanto Kagami se giró para al lado donde estaba la otra cama, y vio que esa cama estaba vacía y sin hacer.

“¿Eh...? ¿Konata?” Kagami probó a llamar.

“Buenos días, Kagami-sama.” Konata la saludó.

“Buenos días...” Kagami respondió y se levantó de la cama “Me preguntaba qué estabas haciendo si madrugas an... ¡¡AAAAHHHH!!”

Kagami se llevó una buena sorpresa definida como una caída al suelo de culo y echándose para detrás pegándose a la pared. Vio que Konata estaba jugando a un juego de la Wii, utilizando el mando como si fuera un mando de toda la vida, pero esa no era la sorpresa.

La sorpresa fue que vio que Konata llevaba pantalón de pijama... y nada más, y menos por la parte de arriba: no llevaba sujetador. Al menos vio a Konata de espaldas, por fortuna para Kagami...

“¡¿Qué te crees que estás haciendo?!” Kagami exclamó.

“¿Amm? ¿A qué te refieres?” Konata preguntó, sin apartar la vista de la pantalla de la tele, donde estaba jugando a la Wii.

“¡No llevas sujetador!!” Kagami especificó “¡No estás sola en esta habitación, sabes!”

“Aaahhh, ¿pero ya es por la mañana?”

“A ver, a ver...“ Kagami intentó relajarse “¿Cuándo te levantaste?”

“Hace dos horas.” Konata respondió, sin dejar de mirar a la tele.

“¡Dos horas! ¿Y cómo lo haces para jugar sin despertarme?”

“Fácil: pongo el volumen en mute y ya está hecho.”

“Bueno... Te entiendo, esa conciencia dentro de nosotros que nos pide no despertar a todos los vecinos y...” Kagami pronunció.

“¿Me entiendes, Kagamin?” Konata le interrumpió y esta vez pausó la partida y se dio la vuelta entera mirando hacia Kagami y se acercó a ella se forma lenta y sensual. Kagami, inevitablemente, miró los pechos diminutos de Konata.

“¡¡AHHH!! ¡¡Ponte algo, por Dios!!” Kagami exclamó ruborizada, hipnotizada ante los pechos de Konata.

“Mmm... Estás hipnotizada ante mi esbelta figura, Kagaminya, sé que te puedo conquistar...” Konata dijo con el tono al estilo ‘Marimite’ y sin dejar de acercarse lentamente hacia Kagami.

A Kagami ya le empezaba a sangrar la nariz, ocultó con su mano en la ídem la sangre que estaba echando. Kagami obtuvo lo que deseaba: Konata. Pero no era así como quería ganarse su corazón, sino de una forma mucho más ‘normal’... aunque no lo sepa.

Kagami decidió esquivar a Konata por el momento, porque no quiere declararse de esta forma, tal como están las cosas con Konata. Así que lo que hizo fue hacerse ‘la-que-quiere-escaquearse-de-los-problemas’ y punto.

“¡Pero qué dices, mujer, si yo no soy así!” Kagami se echó para una esquina de la habitación, intentando vanamente alejarse de Konata.

“Tú eres tsundere, Kagamin...” Konata no paraba de acercarse lenta y peligrosamente a Kagami “Conozco a las tsundere; pronto serás MÍA.”

Konata, en cuanto estaba a un palmo de distancia con Kagami, puso sus manos en la cabeza de Kagami. Ésta estaba muy hipnotizada a Konata, nunca la había visto así.

“Mía. Para siempre.” Konata repitió.

“Madre mía... ¿Qué hacer...?” Kagami pensó “Yo ya no puedo echarme atrás, ella ya me ha pillado.”

Konata cerró sus ojos y acercó poco a poco su boca con la de Kagami para poder besarla.

“¡Me va a besar!” Pensó Kagami desesperadamente “¡¡Me va a besar!! Siempre esperé esto, pero no de esta manera... Bueno, cuando hay que fastidiarse, hay que fastidiarse... Vamos allá.”

Kagami cerró los ojos preparándose para el primer beso que compartirá con Konata. Las bocas de las chicas estaban muy cerca entre sí, a punto de dar el siguiente paso...

...hasta que unos golpes de la puerta sonaron.

“¡Onee-chan! ¿Estás despierta?” La voz de Tsukasa se escuchó.

Al instante, Kagami empujó a Konata a un lado, recuperando su ‘consciencia’ para poder responder a su hermana Tsukasa sin levantar sospechas.

“¡Sí, estoy despierta!” Respondió Kagami con normalidad.

“De acuerdo, reúnete con las demás en la entrada del hotel. ¿Vale?” Indicó la voz de Tsukasa.

“Entendido.”

“Vale, ¡nos vemos!”

Un momento de silencio invadía la habitación.

“Kagaminya...” Konata dijo con tono de 'anímate'.

“...qué...” Kagami dijo con un tono un poco brusco.

“¿Te gustó?”

“¡Ya vale! Eso último ha estado cerca; Tsukasa casi nos descubre, ¡así que vístete de una maldita vez! Nos vamos YA.”

Las demás chicas, salvo Ayano, estaban esperando a Kagami y a Konata en la entrada principal del hotel. Ya llevaban esperando 8 minutos.

"Hay que ver cuánto tardan esas dooos..." Misao comentó.

"Y eso que me dijo Onee-chan que estaba despierta." Tsukasa respondió.

“Ya deberían haber llegado a estas alturas...” Hiyori comentó.

“¡Espera! ¡Ya vienen!” Miyuki alcanzó a ver a Kagami y a Konata.

Las chicas vieron llegar a Kagami y Konata, éstas le dieron las llaves de su habitación al recepcionista y se acercaron a las demás chicas.

“¡Buenos días!” Konata saludó.

“Buenos días, Konata.” Miyuki respondió.

“¿Por qué habéis tardado tanto?” Misao preguntó directamente.

“Estábamos haciendo las camas, ¿tiene eso algo de malo?” Kagami respondió.

“¡¿En serio que has hecho eso?!” Misao se sorprendió “¿No recuerdas que a las 9 de la mañana hay limpieza de las habitaciones del hotel todos los días para los empleados? ¡No tuviste que haberlo hecho!”

“Bueno... No lo sabía, pero por lo menos le ahorraré trabajo a esa gente.” Kagami respondió.

“Venga, ¿vamos a desayunar en una cafetería?” Miyuki animó.

“¿Tú conoces un sitio donde comer por aquí, Yuki-san?” Yutaka preguntó.

“Ayano me enseñó uno que está a unas cuantas calles de aquí, y allí las cosas están a muy buen de precio.” Miyuki explicó.

“Hablando de Ayano...” Tsukasa preguntó “¿Alguien sabe de ella? Es que no la veo...”

“Se fue a trabajar a la dichosa lavandería...” Misao respondió “Y yo que quería estar con ella...”

“Bueno, ya trabajarás con ella por la mañana, aunque para ello deberías hacer pronto tu currículum para presentarte esta tarde a la lavandería.” Kagami explicó.

“¡Joooo! ¡Yo no quiero trabajar para luego trabajar en serio!” Misao se quejó.

“¿Quieres estar con Ayano, sí o no?”

“Jooo... Sí...”

“Pues entonces hazlo... pero cuando volvamos aquí.”

Miyuki lideró el grupo de chicas, porque decía que conocía el camino hacia la cafetería mencionado por Ayano.

“Ya estamos a punto de llegar, sólo tenemos que seguir todo recto, pasar el próximo cruce y ya está.” Miyuki resumió.

“¿Sólo eso?” Kagami quería asegurarse.

“Sí.” Miyuki respondió.

“Tíiipico de Kagami-sama...” Dijo Konata, con una sonrisa de condescendencia.

“¡¡Que te calles!!” Kagami gritó “¡Ya he tenido suficiente con lo de esta mañana!”

“¿Eh?” Tsukasa preguntó “¿Qué pasó esta mañana, Onee-chan?”

“Pues que...” Konata iba a responder, pero Kagami, ruborizada, le tapó la boca.

“NO PASÓ NADA.” Kagami respondió.

“¡Venga, deja que lo cuente Konata!” Misao separó a Konata y a Kagami para que no le pueda tapar la boca a Konata. “¡Venga, Konata, cuéntalo!”

“Bueno, pues yo estaba jugando a un juego en la Wii...” Konata explicó.

En ese momento, Kagami se tapó los oídos con las manos para no escuchar la explicación de Konata. No escuchaba nada; sólo escuchó los latidos rápidos de su corazón.

Kagami entonces vio las reacciones de las chicas cuando Konata terminó -suponía ella. Entonces se quitó las manos de los oídos. Las reacciones de las chicas eran boquiabiertas y con los ojos muy abiertos.

“Vale... Sí... Digan lo que quieran...” Kagami murmuró, ruborizada “Aunque debo decir que fue ella la que empezó...”

“¡¿Cómo puedes decir eso cuando le borraste su Mii de la Wii?!” Misao exclamó.

“Este... ¿Qué?” Kagami miró a Konata por casualidad y ésta le guiñó un ojo, enseguida entendió toda la situación y decidió seguir la corriente “Eh... ¡Yo estaba algo celosa de sus victorias del Wii Sports, ya está!”

“¡Anda ya, eso no es excusa!” Misao exclamó.

“Ayyy, Kagamin...” Dijo Konata mientras le apretaba un moflete a Kagami “Esa clase de cosas no se haceeen.”

“¡Ay! ¡Me haces daño, Konata!” Kagami siguió la corriente, fingiendo estar sufriendo daño.

“¡Es lo que te mereces, mujer!” Misao exclamó.

“Bueno, bueno; no nos pongamos así.” Miyuki intervino “La cafetería ya la tenemos delante.”

Efectivamente, las chicas ya habían llegado a la cafetería que Ayano mencionó a Miyuki. Parecía una cafetería normal y corriente, el escaparate era de cristal y a través de ahí vieron que había poca gente, pero suficientes mesas para que las 9 chicas presentes pudieran desayunar en condiciones.

“¡Genial, vamos allá!” Tsukasa animó.

De pronto, el estómago de Kagami empezó a rugir inesperadamente.

“Se nota que Kagami-sama hizo ‘un poco’ de dieta últimamente...” Dijo Konata, de forma irónica.

“¡Cállate! ¿Y tú qué sabes...?” Kagami exclamó.