Capítulo 4: La reunión

Diez en punto de la mañana al día siguiente.

Kagami y Tsukasa estaban en la salida de casa. Cada una transportaba una maleta en su mano. El resto de la familia estaba a su lado para despedirse de las chicas que iban al viaje.

“¿No necesitáis nada más?” Preguntaron las hermanas mayores.

“Nada más. Ya estamos listas para irnos.” Tsukasa respondió.

“Sólo falta esperar a nuestras compañeras de viaje; hemos quedado en un sitio.” Kagami añadió.

“¡Onee-chan! ¡Apresurémonos, no vaya a ser que se haga tarde!” Tsukasa advirtió.

“Claro, claro...” Kagami respondió.

“Os echaremos de menos, hijas. ¡Que lo paséis bien!” El padre se despidió.

“¡Buen viaje, cuidaremos de tu pececito!” La madre también se despidió.

“¡Gracias, deseadnos suerte!” Kagami respondió, saliendo de casa junto a Tsukasa.

Minami, Miyuki, Yutaka, y Konata estaban esperando al resto de las chicas en el instituto.

“¿Todavía no llegaron Kagami y Tsukasa?” Yutaka preguntó inquieta, mirando alrededor suyo, para ver si habían llegado las mencionadas.

“Je, qué raro en Kagami, llegar tarde a su hora...” Konata dijo con una sonrisa.

“¡Eh! ¡Aquí vienen!” Miyuki señaló a Kagami y a Tsukasa, quienes estaban corriendo hacia el instituto.

Una vez que habían llegado, Kagami no hizo más que preguntar de forma fatigada “¿Dónde están las demás? ¡Faltan 15 minutos para que se vaya el tren!”

“No saludar. Sólo preguntar. Típico de Kagami-sama...” Konata se burló de Kagami.

“¡¡A callar!! ¡Que nos jugamos el futuro!” Kagami gritó.

“¡Oh! ¡Ahí llegan las restantes!” Miyuki señaló a otras cuatro chicas que estaban corriendo también: Hiyori, Patricia, Misao y Ayano.

“¡Perdón por la tardanza, chicas!” Misao dijo al llegar al instituto.

“¿Qué ha pasado para que llegaseis tan tarde?” Kagami preguntó directamente.

“Habló la que llegó tarde...” Konata replicó.

“¡¡¡A callar!!!” Kagami respondió.

“Los clásicos problemas en el último momento...” Patricia respondió a la pregunta de Kagami.

“Bueno, vámonos, que vamos a perder el tren...” Kagami ordenó; y acto seguido, todas las chicas le siguieron a Kagami, porque ella conocía el camino de ida hacia la estación del tren.

Todas ellas iban vestidas en plan estándar: en vez de ir en uniformes con falda del instituto, llevaban camiseta y pantalones (y zapatos, cómo no) propios. Cada una llevaba su propia maleta; a excepción de Minami, que llevaba una mochila, pero muy grande como para llevar dentro un televisor.

Durante la marcha, se produjo la siguiente conversación:

“Todas lleváis los tickets, ¿verdad?” Kagami preguntó.

Konata echó su mano en su bolsillo y puso una cara de atormentada “¡¡Ah!! ¡¿Pero había que llevar los tickets?!”

“¡¡¿Acaso lo has olvidado?!!” Kagami se alarmó de forma desesperada.

Konata de repente pone su clásica sonrisa y de su bolsillo sacó sus tickets “Lo siento. Era broma.”

“Konata... Tú...” Kagami empezó a apretar sus dientes y su puño lo más fuerte que pudo, pero lo único que hizo justo después fue seguir con su camino hacia la estación.

“Tamura-san, ¿qué llevas en tu maleta?” Yutaka preguntó a Hiyori.

“Eh, pues ropa, dinero, unos cuantos mangas y mi ordenador portátil que me compré para poder dibujar mejor, ¿sabes?” Hiyori respondió.

“¡Ah! ¡Seguro que llevas muchos mangas hechos en ese ordenador!”

“Sí, por supuesto.”

“¿Algún día me los enseñarás?”

Hiyori se sobresaltó en ese momento “Esto... No creo que sea conveniente...”

“¿Ehh?” Yutaka se extrañó “¿Por qué no?”

Hiyori pensó de forma nerviosa “Lo siento, lo siento... Todos esos mangas están basados entre tú y Minami...”

Las chicas finalmente llegaron a la estación, pero no había ningún tren a la vista.

“No puede ser... ¡¡Si son las 10:25!!” Kagami exclamó.

“Kagamin... ¿A qué viene tanto empeño con ir a la excursión?” Konata preguntó.

“Pues...” Kagami se ruborizó “A nada...”

“¡Eh, mirad!” Yutaka señaló al tren que se estaba aproximando a la estación.

El tren frenó poco a poco hasta detenerse en la estación, se abrían sus puertas, entonces las chicas no dudaron en entrar al tren.

“¿Por dónde sentamos?” Tsukasa preguntó.

“¡Mirad! ¡Allí hay muchos asientos libres!” Misao señaló a los asientos.

“Venga, vamos.” Miyuki dijo.

En verdad no había casi nadie en ese tren, pues es domingo por la mañana y la gente debería estar descansando. En el tren había una serie de asientos: dos filas de asientos en los lados y en cada fila había muchos pares de asientos. Las chicas se sentaban del tirón en los asientos: Kagami se sentaba con Tsukasa, Miyuki con Konata, Ayano con Misao, Patricia con Hiyori; y Minami con Yutaka. Cada chica dejaba su maleta (mochila, en el caso de Minami) bajo sus pies, en el suelo.

Un revisor entraba en la sección del tren, donde estaban las chicas, se dirigió a ellas y:

“Tickets, por favor.” El revisor pidió.

A cada chica que pidió ticket, le dio su respectivo ticket al revisor. Así de manera sucesiva hasta que todos los 10 tickets hayan sido entregados.

“Que disfruten del viaje.” El revisor dijo, y abandonó la sección del tren.

“Qué buenos modales tiene el revisor.” Yutaka opinó “¿No crees, Iwasaki-san?”

En ese momento, Yutaka miró a Minami, quien estaba mirando el bello paisaje de las llanuras y árboles a través de la ventana con una sonrisa.

“Es precioso el mundo, ¿verdad?” Yutaka le preguntó a Minami.

Minami reaccionó de forma súbita, porque no esperaba que alguien le hablase durante el viaje “Ah... Sí.”

“¿No tienes una cámara para inmortalizar esos momentos, o paisajes?”

“Sí...”

“¿Y por qué no nos hacemos ahora mismo una foto, para empezar bien el viaje?”

“Sí, claro...” Minami sacó de su mochila una cámara digital que era muy moderna, a la última.

Yutaka se juntó literalmente con Minami, ésta puso su mano delante y lo giró sobre sí misma para sacarse una foto con la cámara. Pulsó el botón de la cámara y ésta sacó la foto. Minami y Yutaka se acercaron a la cámara para ver la foto.

En la foto salían Yutaka y Minami, estaban literalmente juntas y sus sonrisas agradables invadían sus caras en la foto.

“¡Ah! Qué linda foto, Iwasaki-san...” Yutaka admiró.

“¿De verdad...?” Minami preguntó.

“¡Sí, sales preciosa en la foto!”

Cuando Minami escuchó esas últimas palabras, empezó a notar un ruido interno, un ruido que no había sentido antes... Era su corazón, latiendo de forma impulsiva y regular, a un ritmo muy rápido, increíblemente rápido... Minami empezó a jadear un poco.

“¿Qué pasa, Iwasaki-san?” Yutaka preguntó, inquieta.

Minami empezó a respirar e inspirar lenta y de forma tranquila, para no preocupar mucho a Yutaka. “Estoy... Estoy bien... Sólo un poco nerviosa...”

“¡Ah! ¿Quieres un caramelo?” Yutaka sacó de su maleta su bolsa de caramelos que guardó anoche y se lo ofreció a Minami “Hay de distintos sabores, elige tu preferido.”

Minami metió su mano en la bolsa de Yutaka, y sacó de él un caramelo blando de color rojo, se lo metió en la boca y empezó a masticar. Poco después Yutaka notó algo en la cara de Minami: al parecer pareció gustarle el caramelo.

“¿Hay más de ése?” Preguntó Minami con una sonrisa.

“Sí, ¿quieres más?” Preguntó Yutaka.

“No, mejor que lo reservemos para el destino. No es bueno comer durante un viaje en un transporte.”

“Ya ves. Ha apestado todo el año.” Kagami dijo.

“Pues sí.” Tsukasa respondió.

Kagami miró a Konata durante unos segundos, y al rato, miró a su maleta.

“Konata, ¿qué llevarás en esa maleta?” Kagami preguntó.

“Pues unos cuantos mangas, videojuegos, mi Wii, mi Nintendo DS...” Konata respondió.

“¿¡Y no llevas nada de ropa!?”

“Nah, sólo lo necesario. Un par de camisetas, pantalones y ropa interior...”

“¡Con sólo un par de cada prenda de ropa no llegarás a ninguna parte!”

“Habló la que elige siempre la ropa que le queda bien...”

“¡A callar!”